CAUSAS DE LA CONDUCTA AGRESIVA.
La
única y verdadera causa de la agresión depende de la herencia o del ambiente,
ambos aspectos son muy importantes e interdependientes y no pueden darse el uno
sin el otro.
Teorías
del comportamiento agresivo:
Teorías
activas: postulan
que la agresión es innata, viene con el individuo en el momento del nacimiento
y es consustancial a la especie humana. Defendido por los psicoanalistas y los
etólogos.
Teorías
reactivas: defienden
el origen de la agresión en el medio ambiente que rodea al individuo. Y podemos
hablar de Teorías del impulso,
su hipótesis afirma que la frustración activa un impulso agresivo, estudios
realizados sobre este tema, por ejemplo Eron, Banta, Walder y Lulicht (1961)
observan que la existencia de u medio familiar caracterizado por la
punitividad, las amenazas y el rechazo profundo por parte de los padres, es uno
de los principales factores entre las correlaciones familiares de la agresión
en los niños. , el castigo a la agresión, que frustra al niño, se relaciona con
una mayor agresividad infantil. Por lo que se deduce que la conducta agresiva
se aprende como consecuencia de las interacciones de la primera infancia dentro
del ambiente familiar. Aunque esta teoría de que la frustración facilita la
agresión es solo un factor y no necesariamente el más importante, que afecta a
la expresión de la agresión.(Bandura, 1.973)
La Teoría del aprendizaje social afirma que las conductas agresivas pueden aprenderse
por imitación u observación de la conducta de modelos agresivos. Este proceso
de aprendizaje necesita de las siguientes variables:
·
Modelado: se
produce un aumento en la agresión después de la exposición a modelos agresivos.
La imitación está en la génesis y mantenimiento de las conductas agresivas.
·
Reforzamiento: si
un niño descubre que puede ponerse en primer lugar en la fila, mediante su
comportamiento agresivo, es muy probable que siga utilizando sus métodos
agresivos, si no lo controlan otras personas.
·
Factores
situacionales: la conducta agresiva varia con el ambiente social, los objetivos
y el papel desempeñado por el agresor en potencia.
·
Los factores
cognoscitivos: pueden ayudar a la autorregulación, anticipar consecuencias….
Esta
teoría del Aprendizaje social es la que rige nuestra vía de intervención de la
conducta agresiva.
En
la mayoría de las ocasiones en que un niño emite una conducta agresiva, lo hace
normalmente como reacción a una situación conflictiva. Resultado de: problemas
de relación social con otros niños o con los mayores, con los adultos surgidos
por no querer cumplir las órdenes que éstos le imponen o por problemas con
adultos cuando éstos les castigan por haberse comportado inadecuadamente. El
conflicto provoca en el niño un sentimiento de frustración que hace que
reaccione en un continuo que va desde el comportamiento pasivo al agresivo, y
esta reacción depende de cómo el niño ha aprendido a comportarse.
¿Y cómo aprende un niño a comportarse?
Distinguiremos
entre adquisición y mantenimiento de la conducta agresiva.
Adquisición
La
adquisición se adquiere por modelamiento,
la que los padres, otros adultos o los mismos compañeros le ofrecen. Cuando los
padres castigan mediante violencia verbal o física, se convierten en modelos de
conductas agresivas. El niño se da cuenta de que con esta agresividad el padre
consigue sus propósitos, al menos momentáneamente, y ante otras situaciones de
su vida cotidiana, puede imitar esta forma de actuar.
Los
compañeros que emiten conductas agresivas son modelos que ayudan a que el niño
observador las aprenda y tienda a imitarlas. Otros modelos son la televisión,
el cine, las personas adultas representativas para los niños….
El
proceso de modelamiento no solo informa al niño de las conductas agresivas
(gritos, patadas, insultos, etc.) sino también de que las consecuencias de esta
conducta a los modelos les beneficia pues consiguen lo que quieren y por ello
esa conducta agresiva es reforzada.
Reforzamiento, se da cuando se incrementa la probabilidad de
ocurrencia de una respuesta a causa de las consecuencias que siguen a la misma,
existe el reforzamiento positivo, cuando la consecuencia es agradable a
una conducta. El reforzador puede ser un caramelo, un juguete, dinero…..
Si
un niño cuando grita y da patadas a su madre en un supermercado, consigue que
ésta le compre las golosinas que antes le había dicho que no le compraría,
aprende que dando patadas consigue lo que quiere. La próxima vez repetirá la
misma secuencia.
Reforzamiento
negativo: se produce cuando tras
realizar una conducta, se elimina una estimulación aversiva. Esto es lo que
ocurre en la conducta agresiva, si Luis está molestando a su hermana Sara
cuando ésta está haciendo los deberes, y Sara le da un grito o una patada, con
lo cual consigue que Luis salga de la habitación y deje de molestarle, este
comportamiento de Sara está siendo reforzado negativamente, ya que con su
conducta elimina un estimulo aversivo.
El
proceso de reforzamiento vicario, el niño observa cómo otro es reforzado
tras emitir la conducta agresiva.
Un
niño que haya observado cómo los padres y otros modelos suministran repetidos
ejemplos de cómo afrontar las situaciones frustrantes, cuando se encuentre en
una situación de frustración o estrés, es más probable que responda por
imitación que en lugar de comenzar a emitir una secuencia tentativa de ensayo
error, habrá una alta probabilidad de que reaccione con agresión.
Mantenimiento.
Al
responsable del mantenimiento de la conducta agresiva es de nuevo el proceso de
reforzamiento a que sea sometido el niño, y se puede obtener de varias maneras,
consiguiendo la aprobación y admiración de los compañeros, es más poderosa que
las recompensas materiales a la hora de reforzar las conductas agresivas, esto
es el reforzamiento social y representa un papel muy poderoso.
Otro
reforzador es la atención prestada al niño tras la emisión de la conducta
agresiva, puede ocurrir, que aunque nuestra intención sea castigar la conducta,
esta esté siendo reforzada. La atención es uno de los reforzadores sociales más
potentes, podemos prestar atención con propósitos positivos, como reconocer
algo que ha hecho bien, o negativos como cuando miramos o regañamos. Para
muchas personas está demostrado, que este último tipo de atención no sólo no
tiene efectos negativos, sino que produce todo lo opuesto a nuestro objetivo, y
más aún si cuando el niño se comporta correctamente no le decimos nada porque
está haciendo lo que debe hacer, y nos relacionamos más intensamente con él
cuando emite la conducta agresiva.
Está
demostrado que es el programa de reforzamiento intermitente el que consolida la
conducta con mayor firmeza. Unas veces regañamos y otras no.
Factores influyentes en la Conducta
Agresiva.
Factor Sociocultural del individuo, responsable de los modelos a los que
haya sido expuesto el niño.
Familia: la interacciones entre padres e hijos van modelando
la conducta agresiva mediante las consecuencias reforzantes inherentes a su
conducta.
Dentro
de la familia, también influye el tipo de disciplina,
se ha demostrado que una combinación de disciplinas relajadas y poco exigentes
con actitudes hostiles por parte de ambos padres fomentan un comportamiento
agresivo en los hijos. El padre poco exigente es aquel que hace siempre lo que
el niño quiere, accede a sus demandas, le permite una gran cantidad de libertad
y en casos extremos le descuida y abandona.
Las
actitudes hostiles, cuando el padre no acepta al niño o lo desaprueba, no suele
darle afecto, comprensión o explicaciones, o cuando lo insulta por no hacer
adecuadamente las cosas, o lo comparamos con el amigo o con el hermano, ….Tras
un largo período de tiempo de esta combinación provoca niños rebeldes,
irresponsables y agresivos.
Los
niños imitan a los padres, los padres de niños no agresivos no permiten la
agresión en las discusiones, los de chicos agresivos modelan y refuerzan
repetidamente actitudes y conductas agresivas.
Otro
factor influyente es la incongruencia
en el comportamiento de los padres, desaprueban la agresión cuando esta ocurre,
castigándolos con su propia agresión física o amenazan al niño. Esto solo
funciona momentáneamente, porque a la larga genera hostilidad. Los padres que
desaprueban la agresión y que la detienen, pero con medios diferentes del
castigo físico, tienen menos probabilidad de fomentar acciones agresivas
posteriores.
La
incongruencia se puede producir también cuando castigamos al niño por pegar a
otro unas veces si u otras no, o solamente castigan uno de los padres.
O
cuando castigan la agresión hacia ellos y no hacia otras personas,
Las
relaciones deterioradas entre los propios
padres provocan tensiones que pueden inducir al niño a comportarse
agresivamente.
Las
restricciones inmediatas, no
razonables o excesivas, provocan la agresión.
Las
expresiones, por ejemplo en el
ámbito familiar que fomentan la agresividad son, “pero ¿no puedes ser más
hombre?.
El ambiente más amplio, por ejemplo el barrio donde se reside en el que la
agresividad es un atributo muy apreciado.
Factores orgánicos, como hormonales y mecanismos cerebrales influyen en
la conducta agresiva, una lesión cerebral o una disfunción también pueden
provocar comportamientos agresivos. Estados de mala nutrición o problemas de
salud específicos pueden originar una menor tolerancia a la frustración que
incremente la conducta agresiva.
Otro
factor favorecedor del comportamiento agresivo es el déficit en habilidades necesarias para afrontar las situaciones frustrantes, ausencia de estrategias
verbales para afrontar el estrés puede conducir a la agresión. La respuesta es
impulsiva sin reflexión.
Habilidades cognitivas deficientes, por ejemplo existen mayores niveles de agresividad
en escuelas especiales, se observan deficiencias en habilidades de solución de
problemas y en habilidades sociales que generan respuestas impulsivas y
agresivas.