miércoles, 25 de julio de 2018

Jovenes en apuros




Casi el 30% de los jóvenes sostiene que ha tenido algún tipo de problema de salud mental durante el último año, y por los síntomas que describen uno de cada cinco sufre un cuadro de depresión según datos obtenidos del Barómetro juvenil de vida y salud, a través del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud y la Fundación Mutua Madrileña.
El objetivo es conocer el estado de salud, física y mental, de los jóvenes españoles entre 15 y 29 años. Para ello, aborda percepciones e indicadores de salud, el estado físico, actividades, ocio y autoimagen y la alimentación. 
De este 30% de jóvenes que afirman haber sufrido síntomas de algún trastorno mental, el 26% presenta una sintomatología depresiva, refiriendo síntomas tales como: cansancio o falta de energía, problemas de sueño, desordenes alimenticios, sentimientos de fracaso entre otros. Solamente el 11,4% ha sido diagnosticado y solo la mitad de ellos ha recibido asistencia psicológica.
En cuanto al sobrepeso y la obesidad, la prevalencia entre los adolescentes de 15 a 17 años no llega al 5%. este porcentaje aumenta en la franja de edad de los 18 a los 29 años al 15.2% en los chicos y el 9,4 en las chicas. Sin embargo, según el IMC, casi el 50% de las chicas de 15 a 17 años pesa menos de lo recomendado, siendo el porcentaje de chicos con bajo peso mucho menor (15%).
Aunque los datos de esperanza de vida nos sitúan por delante de la mayoría de los países europeos, vemos que la conclusión más importante que se deriva de este informe es la urgencia de atender la salud mental de la juventud española. 
Se puede consultar el documento completo en el siguiente enlace: http:www.infocop.es/pdf/FADbarometro2018.pdf.

jueves, 12 de julio de 2018

La lectura como base del éxito escolar.







El dominio de los dos componentes básicos de la lectura, fluidez lectora y comprensión de textos, facilita los logros escolares y la motivación por aprender. Por el contrario, cuando el alumnado no domina las destrezas básicas referidas a la fluidez lectora, los textos más simples se vuelven complicados y difíciles de comprender, ello produce desmotivación e intensifica el desinterés que conduce al abandono de la lectura. 
La lectura no es solamente traducir un código impreso, requiere de muchas y variadas habilidades como, descifrar palabras desconocidas, leer entre líneas, predecir lo que es probable que suceda, reconocer diferentes tipos de lectura, relatar con nuestras propias palabras lo leído, identificar distintos puntos de vista, comprender la idea principal, usar la imaginación, distinguir los libros que nos gustan, etc.
Leer es extremadamente complicado, pues supone distintos niveles de procesamiento de la información. 
Disponemos de dos vías para acceder al significado de las palabras escritas, la ruta fonológica, por la que podemos leer palabras tanto conocidas como desconocidas, pero no las palabras regulares, y la ruta visual, por la que leemos todas las palabras regulares como irregulares, pero no las desconocidas ni las pseudopalabras. La ruta fonológica es más lenta que la visual, ambas rutas funcionan conjuntamente pero el resultado final viene determinado prioritariamente por una de ellas. 
Para llegar a entender el mensaje presente en un texto escrito, la persona lectora tiene que determinar cómo están relacionadas entre sí las palabras. La falta de comprensión lectora se produce cuando existen deficiencias sintácticas o semánticas, en alumnos procedentes de ambientes desfavorecidos, acostumbrados a frases de estructuras muy simples y dotadas de unos esquemas de conocimiento muy pobres. Algunos problemas de comprensión vienen por una dificultad en el procesamiento de palabras funcionales como nexos y determinantes, o por la dificultad de entender las relaciones entre elementos demostrativos o posesivos , pronombres personales y las palabras a las que aluden, y  el uso de los signos de puntuación.
La comprensión lectora es un producto interactivo del propio texto, de los esquemas del lector y del contexto lingüístico y extralingüístico. Por lo que el último de los procesos será, realizar inferencias y extraer el significado del texto para integrarlo en los esquemas cognitivos del lector. 
Teniendo en cuenta la importancia que la fluidez y comprensión lectora tienen en el buen desempeño académico y por consiguiente en la motivación del alumno hacia los estudios, es muy importante conocer la destreza lectora del alumno para el abordaje de su trabajo diario. Para ello, existen pruebas con altos niveles de validez y fiabilidad que miden los índices anteriormente mencionados y posibilitan el diagnóstico para una intervención eficaz y temprana.




jueves, 22 de marzo de 2018

CONDUCTA AGRESIVA EN NIÑOS Y ADOLESCENTES


CAUSAS DE LA CONDUCTA AGRESIVA.



La única y verdadera causa de la agresión depende de la herencia o del ambiente, ambos aspectos son muy importantes e interdependientes y no pueden darse el uno sin el otro.



Teorías del comportamiento agresivo:



Teorías activas: postulan que la agresión es innata, viene con el individuo en el momento del nacimiento y es consustancial a la especie humana. Defendido por los psicoanalistas y los etólogos.



Teorías reactivas: defienden el origen de la agresión en el medio ambiente que rodea al individuo. Y podemos hablar de Teorías del impulso, su hipótesis afirma que la frustración activa un impulso agresivo, estudios realizados sobre este tema, por ejemplo Eron, Banta, Walder y Lulicht (1961) observan que la existencia de u medio familiar caracterizado por la punitividad, las amenazas y el rechazo profundo por parte de los padres, es uno de los principales factores entre las correlaciones familiares de la agresión en los niños. , el castigo a la agresión, que frustra al niño, se relaciona con una mayor agresividad infantil. Por lo que se deduce que la conducta agresiva se aprende como consecuencia de las interacciones de la primera infancia dentro del ambiente familiar. Aunque esta teoría de que la frustración facilita la agresión es solo un factor y no necesariamente el más importante, que afecta a la expresión de la agresión.(Bandura, 1.973)

La Teoría del aprendizaje social afirma que las conductas agresivas pueden aprenderse por imitación u observación de la conducta de modelos agresivos. Este proceso de aprendizaje necesita de las siguientes variables:

·       Modelado: se produce un aumento en la agresión después de la exposición a modelos agresivos. La imitación está en la génesis y mantenimiento de las conductas agresivas.

·       Reforzamiento: si un niño descubre que puede ponerse en primer lugar en la fila, mediante su comportamiento agresivo, es muy probable que siga utilizando sus métodos agresivos, si no lo controlan otras personas.

·       Factores situacionales: la conducta agresiva varia con el ambiente social, los objetivos y el papel desempeñado por el agresor en potencia.

·       Los factores cognoscitivos: pueden ayudar a la autorregulación, anticipar consecuencias….

Esta teoría del Aprendizaje social es la que rige nuestra vía de intervención de la conducta agresiva.

En la mayoría de las ocasiones en que un niño emite una conducta agresiva, lo hace normalmente como reacción a una situación conflictiva. Resultado de: problemas de relación social con otros niños o con los mayores, con los adultos surgidos por no querer cumplir las órdenes que éstos le imponen o por problemas con adultos cuando éstos les castigan por haberse comportado inadecuadamente. El conflicto provoca en el niño un sentimiento de frustración que hace que reaccione en un continuo que va desde el comportamiento pasivo al agresivo, y esta reacción depende de cómo el niño ha aprendido a comportarse.


¿Y cómo aprende un niño a comportarse?

Distinguiremos entre adquisición y mantenimiento de la conducta agresiva.

Adquisición

La adquisición se adquiere por modelamiento, la que los padres, otros adultos o los mismos compañeros le ofrecen. Cuando los padres castigan mediante violencia verbal o física, se convierten en modelos de conductas agresivas. El niño se da cuenta de que con esta agresividad el padre consigue sus propósitos, al menos momentáneamente, y ante otras situaciones de su vida cotidiana, puede imitar esta forma de actuar.

Los compañeros que emiten conductas agresivas son modelos que ayudan a que el niño observador las aprenda y tienda a imitarlas. Otros modelos son la televisión, el cine, las personas adultas representativas para los niños….

El proceso de modelamiento no solo informa al niño de las conductas agresivas (gritos, patadas, insultos, etc.) sino también de que las consecuencias de esta conducta a los modelos les beneficia pues consiguen lo que quieren y por ello esa conducta agresiva es reforzada.

Reforzamiento, se da cuando se incrementa la probabilidad de ocurrencia de una respuesta a causa de las consecuencias que siguen a la misma, existe el reforzamiento positivo, cuando la consecuencia es agradable a una conducta. El reforzador puede ser un caramelo, un juguete, dinero…..

Si un niño cuando grita y da patadas a su madre en un supermercado, consigue que ésta le compre las golosinas que antes le había dicho que no le compraría, aprende que dando patadas consigue lo que quiere. La próxima vez repetirá la misma secuencia.

Reforzamiento negativo: se produce cuando tras realizar una conducta, se elimina una estimulación aversiva. Esto es lo que ocurre en la conducta agresiva, si Luis está molestando a su hermana Sara cuando ésta está haciendo los deberes, y Sara le da un grito o una patada, con lo cual consigue que Luis salga de la habitación y deje de molestarle, este comportamiento de Sara está siendo reforzado negativamente, ya que con su conducta elimina un estimulo aversivo.

El proceso de reforzamiento vicario, el niño observa cómo otro es reforzado tras emitir la conducta agresiva.  
Un niño que haya observado cómo los padres y otros modelos suministran repetidos ejemplos de cómo afrontar las situaciones frustrantes, cuando se encuentre en una situación de frustración o estrés, es más probable que responda por imitación que en lugar de comenzar a emitir una secuencia tentativa de ensayo error, habrá una alta probabilidad de que reaccione con agresión. 

  

Mantenimiento.



Al responsable del mantenimiento de la conducta agresiva es de nuevo el proceso de reforzamiento a que sea sometido el niño, y se puede obtener de varias maneras, consiguiendo la aprobación y admiración de los compañeros, es más poderosa que las recompensas materiales a la hora de reforzar las conductas agresivas, esto es el reforzamiento social y representa un papel muy poderoso.

Otro reforzador es la atención prestada al niño tras la emisión de la conducta agresiva, puede ocurrir, que aunque nuestra intención sea castigar la conducta, esta esté siendo reforzada. La atención es uno de los reforzadores sociales más potentes, podemos prestar atención con propósitos positivos, como reconocer algo que ha hecho bien, o negativos como cuando miramos o regañamos. Para muchas personas está demostrado, que este último tipo de atención no sólo no tiene efectos negativos, sino que produce todo lo opuesto a nuestro objetivo, y más aún si cuando el niño se comporta correctamente no le decimos nada porque está haciendo lo que debe hacer, y nos relacionamos más intensamente con él cuando emite la conducta agresiva.

Está demostrado que es el programa de reforzamiento intermitente el que consolida la conducta con mayor firmeza. Unas veces regañamos y otras no.

  

Factores influyentes en la Conducta Agresiva.



Factor Sociocultural del individuo, responsable de los modelos a los que haya sido expuesto el niño.

Familia: la interacciones entre padres e hijos van modelando la conducta agresiva mediante las consecuencias reforzantes inherentes a su conducta.

Dentro de la familia, también influye el tipo de disciplina, se ha demostrado que una combinación de disciplinas relajadas y poco exigentes con actitudes hostiles por parte de ambos padres fomentan un comportamiento agresivo en los hijos. El padre poco exigente es aquel que hace siempre lo que el niño quiere, accede a sus demandas, le permite una gran cantidad de libertad y en casos extremos le descuida y abandona.

Las actitudes hostiles, cuando el padre no acepta al niño o lo desaprueba, no suele darle afecto, comprensión o explicaciones, o cuando lo insulta por no hacer adecuadamente las cosas, o lo comparamos con el amigo o con el hermano, ….Tras un largo período de tiempo de esta combinación provoca niños rebeldes, irresponsables y agresivos.

Los niños imitan a los padres, los padres de niños no agresivos no permiten la agresión en las discusiones, los de chicos agresivos modelan y refuerzan repetidamente actitudes y conductas agresivas.

Otro factor influyente es la incongruencia en el comportamiento de los padres, desaprueban la agresión cuando esta ocurre, castigándolos con su propia agresión física o amenazan al niño. Esto solo funciona momentáneamente, porque a la larga genera hostilidad. Los padres que desaprueban la agresión y que la detienen, pero con medios diferentes del castigo físico, tienen menos probabilidad de fomentar acciones agresivas posteriores.

La incongruencia se puede producir también cuando castigamos al niño por pegar a otro unas veces si u otras no, o solamente castigan uno de los padres.

O cuando castigan la agresión hacia ellos y no hacia otras personas,

Las relaciones deterioradas entre los propios padres provocan tensiones que pueden inducir al niño a comportarse agresivamente.

Las restricciones inmediatas, no razonables o excesivas, provocan la agresión.

Las expresiones, por ejemplo en el ámbito familiar que fomentan la agresividad son, “pero ¿no puedes ser más hombre?.

El ambiente más amplio, por ejemplo el barrio donde se reside en el que la agresividad es un atributo muy apreciado.

Factores orgánicos, como hormonales y mecanismos cerebrales influyen en la conducta agresiva, una lesión cerebral o una disfunción también pueden provocar comportamientos agresivos. Estados de mala nutrición o problemas de salud específicos pueden originar una menor tolerancia a la frustración que incremente la conducta agresiva.

Otro factor favorecedor del comportamiento agresivo es el déficit en habilidades necesarias para afrontar las situaciones frustrantes, ausencia de estrategias verbales para afrontar el estrés puede conducir a la agresión. La respuesta es impulsiva sin reflexión.

Habilidades cognitivas deficientes, por ejemplo existen mayores niveles de agresividad en escuelas especiales, se observan deficiencias en habilidades de solución de problemas y en habilidades sociales que generan respuestas impulsivas y agresivas.