Hace años que llevo ejerciendo como psicóloga judicial en el asesoramiento sobre custodias y regímenes de visitas de padres que se divorcian. Durante este tiempo, he visto niños desadaptados a la situación de divorcio y otros que no lo estaban, los mejor adaptados, me hablaban de las ventajas de que sus padres estuvieran divorciados, "ya no hay peleas", "tengo muchos abuelos y abuelas", esto en el caso de que los padres hayan rehecho su vida junto a otras personas, "tengo dos casas".....La razón por la que escribo sobre este tema, es concienciar a los padres de la gran influencia que tienen sobre la adaptación de sus hijos a la situación de separación, y aportar algunos consejos que pueden favorecerles.
La causa de la separación matrimonial tiene un
efecto sobre los hijos, sobre todo en el caso de que el marido o la propia
mujer vivan el rechazo del compañero como algo inesperado y traumatizante.
A lo largo del periodo burocrático del proceso de
separación las cosas se van complicando,
se entabla una batalla, en cuyo centro suelen estar los hijos, momento en el
que el niño empieza a sufrir no tanto por la separación en sí, sino como por
las desavenencias paternas.
Los efectos que la separación tiene en los niños,
varían según la edad de estos, aunque si se puede decir que “Cuanto más
pequeños sean en el momento de la separación, más importantes son las
perturbaciones”.
Las reacciones principales se basan principalmente
en la ansiedad, en niños de 2 a
5 años se traducen en:
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Quejas hipocondríacas: dolores de cabeza,
abdominales, vómitos, problemas dermatológicos, pérdida del apetito, y todo
tipo de trastornos corporales.
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Puede presentarse insomnio, miedo a estar solo,
terrores nocturnos.
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Conductas regresivas (vuelven al chupe, biberón o
se hacen pis si lo habían controlado)
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Trastornos del comportamiento, rabietas.
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Conductas de apego físico, (se convierten en la
sombra de la madre)
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Hiperactividad.
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Agresividad.
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Ansiedad de separación.
En niños algo mayores de 5 a 9 años, se puede manifestar
alguna sintomatología de los niños más pequeños pero ahora aparece más
claramente la tristeza y sobre todo el sentimiento de culpa. En estos niños ya
más mayores siempre subyace la fantasía de que pueden hacer que sus padres
vuelvan a estar juntos, y a veces sus comportamientos, son llamadas claras de
atención.
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Tristeza y llanto.
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Sentimiento de rebelión.
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Síntomas psicosomáticos, enfermedades, etc.
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Sentimiento de culpa que suele estar muy presente.
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Idealización del padre ausente.
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A veces rivalidad o agresividad hacia el padre que
tiene la custodia.
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Disminución de la autoestima, “no valen para nada”.
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Fracaso escolar.
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Agresividad.
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Hiperactividad.
Cualquiera de estos
comportamientos, significan que el niño está viviendo la separación con
síntomas que a veces enmascaran la tristeza, pero que son manifestaciones
claras de su dolor….
Es más natural que el niño
de rienda suelta a su propia problemática, llorando, estando de malhumor,
preguntando y pasando una “pequeña depresión”, que se irá superando con el
tiempo, y que debe ser conocida y compartida por sus padres. Esto suele suceder
si existe una buena relación con uno de los cónyuges y el niño puede confiarse
a él, para expresarle sus sentimientos.
Es básico que el padre y la
madre dialoguen con sus hijos desde el principio, ambos juntos, de forma que el
niño pueda razonar que sus padres se separan porque ya no se quieren y les
resulta difícil convivir, pero que ellos siguen siendo lo principal para ellos
y que su amor no va a variar por esta situación.
Algunos consejos útiles ante el divorcio.
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La
comunicación es lo primero. Si no preguntan, igualmente hay que explicar la
situación de forma clara y acorde a la capacidad de comprensión de los chicos
(sin entrar en detalles innecesarios) y de acuerdo, evidentemente con su edad. La capacidad de abstracción se desarrolla plenamente
en la adolescencia y antes de esta etapa los niños funcionan en base a un
pensamiento mágico, por lo tanto, una explicación superficial puede inducir
fácilmente al niño a imaginar cosas como, por ejemplo, que los padres se
separan por su culpa, porque se portaron mal. Se les debe dejar muy claro que
se les querrá exactamente igual, que ellos no son culpables y que no va a
perder a ninguno de los dos, que el proceso es definitivo para evitarles falsas
esperanzas. Papá y mamá lo quieren, pero ellos ya no se quieren como pareja,
que están teniendo muchos problemas porque no se entienden y que por eso han
decidido vivir separados. Es importante acoger las manifestaciones del niño, la
rabia, la pena y el dolor, “haciéndole saber que como padres entienden sus
sentimientos, diciéndoles, por ejemplo: comprendemos que esto te duele mucho y puedes confiarnos
todo lo que sientes porque de esa manera vamos
a poder ayudarte más”
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Hace falta informar del proceso de separación al
profesorado de la escuela, para que pueda comprender, acompañar y acoger
convenientemente a los alumnos en tan difícil situación. Los dos progenitores deben intervenir
conjuntamente en los asuntos escolares
de los hijos.
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Evitar los comentarios negativos sobre el otro
progenitor delante de los hijos.
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Es importante que la separación signifique la menor
cantidad posible de cambios para los niños. Los padres deben entregarle a los
niños certezas respecto de cómo va a ser la vida después de la separación.
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Hay que tratar de mantener una relación que permita
dialogar y llegar a acuerdos en torno a los temas relativos a los hijos.
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No peleé o discuta con su ex cónyuge delante de
sus hijos. La cantidad de peleas o conflictos entre los padres (ejemplo, por
las visitas, el dinero, etc.) de la que los niños son testigos después de un
divorcio, está directamente relacionada con el nivel de adaptación.
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La disciplina consistente es muy importante. Ambos
padres deberían utilizar métodos para disciplinar que sean similares y
apropiados para la edad de los niños. Límites en lo que es o no una conducta
aceptable para sus hijos, deben ser consistentes el de los dos hogares. No
ceder al chantaje de los hijos. Efectivamente es fácil aprovecharse de la
inseguridad afectiva de los padres para manipularlos y obtener beneficios y
privilegios.
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No use a los niños como mensajeros en la
comunicación de los padres.
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No use a sus niños como espías.
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No utilice a sus niños como ayuda en las peleas con
su ex cónyuge.
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No haga sentirse a su hijo culpable. No debe poner
al niño en la tesitura de escoger, o insistirle en que debe quedarse con uno o
con otro, tratar siempre de ponerse de acuerdo ambos padres, y hacerle ver que
siempre que quiera podrá estar con uno o con otro.
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No permitir que los hijos se enganchen a un solo
progenitor, en una relación cerrada, dependiente y empobrecida impide su
maduración personal y relacional. Hay
que poner límites, barreras y normas que les impidan ocupar el lugar del
ex cónyuge. Es un error, por ejemplo, consentir que los hijos ocupen la cama de
un progenitor, o que controlen y se opongan con éxito a una nueva relación o,
inclusive, que indiquen verbalmente o impongan con su conducta que mandan ellos
en casa.
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No abrume a sus hijos con temores o preocupaciones
personales.
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No trate de comprar a su hijo, consintiéndoselo
todo, sólo conseguirá perjudicar seriamente su evolución.
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No trate de forzar a su hijo a que acepte una nueva
pareja. Póngase en su lugar y dele
tiempo, no sea egoísta. Usted puede controlar su vida. La de su hijo depende de
la suya.
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Es usualmente mejor para los hijos tener una base
consistente y continua de visitas del padre que no vive con ellos. Cancelar
visitas frecuentemente, no estar en contacto por largos períodos de tiempo, y
visitas esporádicas a menudo tienen un efecto negativo en los niños. Debe
seguir frecuentando tanto a la familia de papá como a la de mamá (abuelos, tíos primos) porque esa red
familiar, le servirá de protección al
niño.
Mensajes
claves que hay que recordar al niño.
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La decisión de separarse es exclusiva de los
padres.
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Los padres no se han separado por que el niño se
portara mal, otras veces lo ha hecho y no ha ocurrido así.
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Resaltar al niño cuantas personas se preocupan por
él y desean que sea feliz. Borrar el miedo a ser abandonado.
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Seguirá disponiendo de los padres aunque no vivan
juntos.
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Siempre que le preocupe algo y se sienta mal podrá
hablar con los dos.
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Aunque los padres se hayan separado, el niño puede
amar y ser amado.
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Los padres deben estar el mayor tiempo posible que
puedan con sus hijos para que estos se sientan queridos.
Mensajes
claves para los padres.
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No caer en la sobreprotección del hijo.
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Todas las personas tienen virtudes y defectos,
también los padres.
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Es preferible que los días de encuentro no se
llenen con actividades.
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Hay que intentar solucionar las cuestiones como
dinero, hijos, nueva pareja, sin involucrar a los hijos.
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Es preferible que vuelva a constituirse una
familia, con un hombre o una mujer.
La separación produce una pérdida temporal de
algunos puntos de referencia que mantienen seguros a los hijos en la vida.
Después de un periodo de duelo que puede llegar al año, los niños consiguen
superar el periodo de inestabilidad.
Aunque las diferencias entre los padres sean irreconciliables, ayudar a
los hijos a lograr que la ruptura matrimonial no sea traumática en sus vidas y
a ser felices a pesar del dolor de la separación, es tarea de los padres, y
esforzarse por lograrlo, constituye la mejor manera de demostrar su generosidad
y amor hacia ellos.